miércoles, 17 de enero de 2007

EL SIDA

1. INTRODUCCIÓN.
SIDA es el acrónimo del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida que afecta a los humanos infectados por VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana). Se dice que una persona padece SIDA cuando su organismo, debido a la inmunodepresión provocada por el VIH, no es capaz de ofrecer una respuesta inmune adecuada contra las infecciones.
Cabe destacar la diferencia entre estar infectado por el VIH y padecer SIDA. Una persona infectada por el VIH es seropositiva, y pasa a desarrollar un cuadro de SIDA cuando su nivel de linfocitos T CD4+ desciende por debajo de 200 células por mililitro de sangre.
El Día mundial del SIDA se celebra el 1 de diciembre.

2. EL VIRUS DEL SIDA.
El VIH es un retrovirus que ataca a los glóbulos blancos, especialmente a los linfocitos T CD4+. Estos linfocitos son los encargados de dar la respuesta de defensa del cuerpo humano a los agentes patógenos y a algunos cánceres.
El ciclo de vida de este virus es el siguiente: primero inserta su material genético en el glóbulo blanco. Una vez llega el ADN viral al núcleo celular, éste se implanta en la secuencia genética del linfocito y, puede estar un tiempo en letargo, o empezar a actuar. La función de los antiretrovirales es mantener este material genético aletargado.
Cuando el ADN viral empieza a actuar se producen dos procesos: este ADN se transcribe en ARN para, en vez de que la célula sintetice las propias proteínas, se traduzca en las cápsulas para los nuevos virus. En estas cápsulas irá los nuevos ADN virales duplicados anteriormente en el núcleo. Esto produce la muerte de la célula.
Posteriormente, los virus ya completos abandonan la célula.


3. ORÍGENES E HISTORIA DEL SIDA.
La era del SIDA empezó oficialmente el 5 de junio de1981, cuando el Center for Disease Control (Centro para el Control de Enfermedades) de EE.UU. convocó una conferencia de prensa donde describió cinco casos de neumonía por en Los Ángeles. Al mes siguiente se constataron varios casos de un tipo de cáncer epitelial.
Pese a que los médicos conocían tanto esta neumonía como el cáncer, la aparición conjunta de ambos en varios pacientes les llamó la atención. La mayoría de estos pacientes eran hombres homosexuales sexualmente activos, muchos de los cuales también sufrían de otras enfermedades crónicas que más tarde se identificaron como infecciones oportunistas. Las pruebas sanguíneas que se les hicieron a estos pacientes mostraron que carecían del número adecuado de un tipo de linfocitos T CD4+. La mayoría de estos pacientes murieron en pocos meses.
Ya que en un principio se identificó a la población homosexual como víctima de la deficiencia inmune, la prensa comenzó a llamarla la «peste rosa», aunque pronto se hizo notar que también la padecían los inmigrantes caribeños en EE.UU., los usuarios de drogas intravenosas, los receptores de transfusiones sanguíneas y las mujeres heterosexuales. La nueva enfermedad fue bautizada, oficialmente, en 1982 con el nombre SIDA.
Hasta 1984 se sostuvieron distintas teorías sobre la posible causa del SIDA. La teoría con más apoyo planteaba que el SIDA era causado por un virus. En 1983 un grupo de nueve hombres homosexuales con SIDA, los cuales habían tenido parejas sexuales en común, incluyendo a otro hombre en forastero que mantuvo relaciones sexuales con tres de ellos, sirvió como base para establecer un patrón de contagio típico de las enfermedades infecciosas.
Otras teorías sugieren que el SIDA surge a causa del excesivo uso de drogas y de la promiscuidad sexual. También se planteó que la inoculación de semen en el recto producía supresión del sistema inmune. Pocos especialistas tomaron en serio estas teorías, aunque algunas personas todavía las promueven y niegan que el SIDA sea producto de la infección del VIH.
En los primeros años del SIDA, el origen exacto del virus que lo causaba era desconocido. Una teoría común sostenía que el VIH provenía de un virus llamado virus de inmunodeficiencia en simios (SIV, en inglés), el cual era idéntico al VIH y causaba síntomas similares al SIDA en primates. Este virus habría sido transmitido a la población humana en África durante unos experimentos con vacunas contra la polio en pobladores africanos. Aunque la filiación del VIH con el SIV es un hecho ampliamente documentado, la hipótesis de un contagio a través de vacunas no tiene crédito en la actualidad. También se creía que la llegada del SIDA al mundo occidental era atribuible a un hombre llamado el «paciente cero», un asistente de vuelo que habría practicado el sexo con más de mil hombres en distintas partes del mundo. Esta teoría, que incluso fue plasmada en una película, es falsa.
En 1984, dos científicos aislaron de forma independiente el virus que causaba el SIDA. El descubrimiento del virus permitió el desarrollo de un anticuerpo, el cual se comenzó a utilizar para identificar dentro de los grupos de riesgo a los infectados. También permitió empezar investigaciones sobre posibles tratamientos y una vacuna.
En esos tiempos las víctimas del SIDA eran aisladas por la comunidad, los amigos e incluso la familia. Los niños que tenían SIDA no eran aceptados por las escuelas debido a las protestas de los padres de otros niños. La gente temía acercarse a los infectados ya que pensaban que el VIH podía contagiarse por un contacto casual como dar la mano, abrazar, besar o compartir utensilios con un infectado.
En un principio la comunidad homosexual fue culpada de la aparición y posterior expansión del SIDA. Otros señalan que el estilo de vida depravado de los homosexuales era responsable de la enfermedad. Aunque es verdad que en un principio el SIDA se expandió a través de las comunidades homosexuales y que la mayoría de los que padecían la enfermedad eran homosexuales, esto se debía, en parte, a que en esos tiempos no era común el uso del condón entre homosexuales, por considerarse que éste era sólo un método anticonceptivo.
El SIDA pudo expandirse rápidamente al concentrarse la atención sólo en los homosexuales, esto contribuyó a que la enfermedad se extendiera sin control entre heterosexuales, particularmente en África, el Caribe y luego en Asia.

4. EL SIDA EN EL MUNDO.
Se estima que 38,6 millones de personas en todo el mundo estaban viviendo con el VIH a final de 2005; que el pasado año se infectaron unos 4,1 millones, y que alrededor de unos 2,8 millones perdieron la vida como consecuencia del SIDA. Se cree que, en conjunto, la tasa de incidencia del VIH (la proporción de personas que se han infectado por el virus) alcanzó su cota máxima a finales de los años 1990 y que se ha estabilizado desde entonces, a pesar de una incidencia creciente en varios países.
En diversos países, las tendencias favorables en la incidencia se relacionan con los programas de prevención y con cambios de comportamiento. Las variaciones en la incidencia, junto con la mortalidad creciente a causa del SIDA, han provocado una estabilización de la prevalencia mundial del VIH (la proporción de personas que viven con el virus). Sin embargo, el número de personas que viven con el VIH ha seguido aumentando debido al crecimiento de la población y, en fechas más recientes, a los efectos de la terapia antirretrovírica sobre la esperanza de vida. En África subsahariana, la región que soporta la carga máxima de la epidemia de SIDA, los datos también indican que la tasa de incidencia del VIH ha alcanzado su valor máximo en la mayoría de los países. No obstante, las epidemias en esta región son muy diversas y especialmente graves en África meridional, donde algunas de ellas todavía continúan expandiéndose.
Entre las nuevas tendencias dignas de mención destacan los descensos recientes en la prevalencia nacional del VIH en países de África subsahariana y en algunas zonas urbanas. Esto se debe a un cambio significativo del comportamiento, como el mayor uso del preservativo, un descenso en el número de parejas y retraso del inicio de la actividad sexual. En el resto de África subsahariana, la mayoría de las epidemias parecen estar estabilizándose, pero a niveles muy elevados en gran parte de África meridional.
La prevalencia del VIH también está disminuyendo en la India, Camboya y Tailandia, donde persisten descensos continuos y progresivos en la prevalencia del VIH. Ésta, sin embargo, está aumentando en otros países asiáticos donde también hay brotes del VIH.
África sigue siendo el epicentro mundial de la pandemia de SIDA. La epidemia de SIDA de Sudáfrica —una de las peores del mundo— no muestra indicios de retroceso. Los estudios nacionales sobre pruebas del VIH y los datos de mortalidad del registro civil, se estima que 5,5 millones de personas vivían con el VIH en 2005, lo que significa que estaban infectados el 18,8% de los adultos (15-49 años). Asimismo, las tendencias a lo largo del tiempo revelan un incremento gradual en la prevalencia del VIH.
Las últimas estimaciones indican que unos 8,3 millones de seres humanos estaban viviendo con el VIH en Asia a final de 2005. De ellas, 2,4 millones eran mujeres adultas, y más de las dos terceras partes de todos los casos correspondían a un solo país: la India. En Asia está recibiendo un tratamiento antiretrovírico una de cada seis personas que lo necesitan. No obstante, la cobertura médica sigue situándose muy por debajo del 10% en la India (que tiene más del 70% de las necesidades totales de tratamiento en la región); la más grave si no mejoran los métodos de prevención.
Las epidemias en Europa oriental y Asia central continúan expandiéndose. Unas 220.000 personas se infectaron por el VIH en 2005, lo que eleva a unos 1,5 millones el número de personas que viven con este virus, un incremento de veinte veces en menos de una década. La tasa de mortalidad a causa de la epidemia también está aumentando abruptamente. Se estima que en 2005 el SIDA se cobró la vida de 53.000 adultos y niños, casi el doble que en 2003. El VIH está infectando a un número cada vez mayor de mujeres. La mayoría de las personas con el VIH en Europa oriental y Asia central vive en dos países: Ucrania, donde sigue creciendo el número de nuevos diagnósticos de VIH, y la Rusia, que tiene la mayor epidemia de SIDA en toda Europa.
Las epidemias del Caribe —y las respuestas de los países al SIDA— varían considerablemente en cuanto a alcance e intensidad. Los niveles de infección por el VIH han disminuido en zonas urbanas, mientras que han permanecido estables en países vecinos. Asimismo, el mayor acceso al tratamiento antiretrovírico en esta zona parece estar reduciendo la mortalidad por SIDA. Sin embargo, estos progresos no han sido suficientes para que el Caribe deje de ser la segunda región más afectada del mundo.
En América Latina, el VIH infectó a unas 140.000 personas durante 2005, lo que eleva a 1,6 millones el número total de personas que viven con el virus. Las mayores epidemias de la región corresponden a los países más populosos, especialmente el Brasil. Sin embargo, las epidemias más intensas se están desarrollando en la actualidad en otros países pequeños como Belice y Honduras. Mientras, en otros países con una economía más sólida se han conseguido avances notables en el acceso al tratamiento del VIH. No obstante los países más pobres de América central y los de la región siguen esforzándose por ampliar el acceso al tratamiento y superar los obstáculos de accesibilidad financiera.
Excepto en Sudán, la prevalencia nacional del VIH en adultos en los países de Oriente Medio y África del Norte es muy baja (menos de 0,1%). Sin embargo, los datos disponibles señalan la existencia de epidemias crecientes varios países islámicos.
Aunque los niveles de infección por el VIH siguen siendo bajos en toda Oceanía, no se está logrando reducir la epidemia de SIDA que afecta desde hace mucho tiempo a Australia
Mientras tanto, en los Estados Unidos y en algunos países europeos siguen apareciendo indicios de epidemias resurgentes entre los varones que tienen relaciones sexuales con varones, y hay epidemias esencialmente ocultas entre sus homólogos de América Latina y Asia.

5. PREVENCIÓN.
A pesar del miedo al contagio casual con el virus VIH, el riesgo de infección se elimina casi completamente siguiendo precauciones simples y se elimina completamente evitando la transfusión de sangre y el compartir jeringas.
La única causa de la transmisión es el intercambio de fluidos corporales, en particular la sangre y las secreciones genitales. El virus VIH no se puede transmitir por la respiración, la saliva, el contacto casual por el tacto, masturbarse mutuamente con otra persona o compartir utensilios cotidianos. En cambio es teóricamente posible que el virus se transmita entre personas a través del beso boca a boca, si ambas personas tienen llagas sangrantes o encías llagadas, pero ese caso no ha sido documentado y además es considerado muy improbable, ya que la saliva contiene concentraciones mucho más bajas que por ejemplo el semen, y también porque la saliva tiene propiedades antivirales que hacen que destruya al VIH.
El contagio de VIH por las relaciones sexuales ha sido comprobado de hombre a mujer, de mujer a hombre, de mujer a mujer y de hombre a hombre. El uso de condones de látex se recomienda para todo tipo de actividad sexual que incluya penetración. Es importante enfatizar que es el condón hecho del material látex el que se debe usar, pues otro condón que existe en el mercado, hecho basándose en material orgánico, no es efectivo para la prevención. Los condones tienen una tasa estimada del 90-95% de efectividad para evitar el embarazo o el contagio de enfermedades, y usado correctamente, esto es, bien conservado, abierto con cuidado y correctamente colocado, es el mejor medio de protección contra la transmisión del virus VIH. Se ha demostrado repetidamente que el VIH no pasa efectivamente a través de los condones de látex intactos.
El sexo anal, debido a la delicadeza de los tejidos del ano, se considera la actividad sexual de más riesgo. Por eso los condones se recomiendan también para el sexo anal. El condón se debe usar una sola vez. Debido al riesgo de rasgar (tanto el condón como la piel y la mucosa de las paredes vaginales y anales) se recomienda el uso de lubricantes con base acuática. La vaselina y los lubricantes basados en aceite o petróleo no deben usarse con los condones porque debilitan el látex.
En términos de trasmisión del VIH, se considera que el sexo oral tiene menos riesgos que el vaginal o el anal. Sin embargo, la relativa falta de investigación definitiva sobre el tema, sumada a información pública de dudosa veracidad e influencias culturales, han llevado a que muchos crean, de forma incorrecta, que el sexo oral es seguro. Aunque el factor real de trasmisión oral del VIH no se conoce aún con precisión, hay casos documentados de transmisión a través de sexo oral por inserción y por recepción (en hombres). Parte de la razón por la cual esa evidencia es conflictiva es porque identificar los casos de transmisión oral es problemático. Se recomienda usualmente no permitir el ingreso de semen o fluido pre-seminal en la boca. El uso de condones para el sexo oral (o protector dental) reduce aún más el riesgo potencial. En caso de que exista coito posterior, se utilizará un nuevo profiláctico; ya que las microlesiones que se producen en el látex por el roce con las piezas dentarias, permiten el paso del virus.
Se sabe que el VIH se transmite cuando se comparten agujas entre usuarios de drogas intravenosas, y éste es uno de las formas más comunes de transmisión. Todas las organizaciones de prevención del SIDA advierten a los usuarios de drogas que no compartan agujas, y que usen una aguja nueva o debidamente esterilizada para cada inyección. Los centros y profesionales del cuidado de la salud y de las adicciones disponen de información sobre la limpieza de agujas con lejía. En los Estados Unidos y en otros países occidentales están disponibles agujas gratis en algunas ciudades, en lugares de intercambio de agujas, donde se reciben nuevas a cambio de las usadas, o en sitios de inyecciones seguras.
Los trabajadores médicos pueden prevenir la extensión del VIH desde pacientes a trabajadores y de paciente a paciente, siguiendo normas universales de asepsia o aislamiento contra sustancias corporales, tales como el uso de guantes de látex cuando se ponen inyecciones o se manejan desechos o fluidos corporales, y lavándose las manos frecuentemente.
El riesgo de infectarse con el virus VIH a causa de un pinchazo con una aguja que ha sido usada en una persona infectada es menor de 1 entre 200. Una apropiada profilaxis pos-exposición (con drogas anti-VIH) logra contrarrestar ese pequeño riesgo, reduciendo al mínimo la probabilidad de seroconversión.
Investigaciones recientes confirmaron que de hecho existen personas inmunes al Virus, debido a una mutación en el código genético llamada "CCR5-delta 32". Según se cree, habría aparecido hace 700 años, cuando la peste bubónica diezmó a Europa. La teoría dice que los organismos con ese gen impiden que el virus ingrese en el glóbulo blanco. Este mecanismo es análogo al de la peste negra.

6. CONSECUENCIAS.
El SIDA, debido a la gran magnitud que tiene en la actualidad, conlleva numerosas consecuencias, que abarcan la mayoría de los aspectos de nuestras vidas. No obstante, la repercusión más importante que genera esta pandemia mundial sobre todos nosotros es el dolor y el sufrimiento humanos.
Esto no se puede medir objetivamente, pero es la consecuencia más fuerte que provoca el SIDA. Pero esto no radica al dolor físico y mental que genera el virus, sino además al sufrimiento de las personas por este dolor y la muerte de sus iguales y conocidos.
Evidentemente, esta patología también tiene otras consecuencias, como las económicas, ya que los gastos hospitalarios y farmacéuticos para contrarrestar el VIH son muy elevados y siguen ascendiendo.
A modo de conclusión, el SIDA es una pandemia mundial, pero que afortunadamente ahora se está estabilizando e incluso descendiendo. Las consecuencias que genera son muy graves en todos los ámbitos. La ideología sobre esta enfermedad ha ido variando desde su descubrimiento oficial y ahora es tarea de todos frenarla.

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